Hoy inmersos en una era caracterizada por la
constante información a la cual nos vemos afectos, es que se hace
importante que esta sea bajada desde las gerencias a todos los niveles de
acuerdo a las responsabilidades o cargos que desarrollen.
Lo principal de esto es que la información
antes de ser bajada, sea analizada concienzudamente, esto para evitar que un
error conduzca a más errores por parte de los
receptores, entonces es crucial que el emisor este empoderado en un 100%
de lo que se transmitirá.
Además, dentro de esta necesidad de bajar esta
información están contenidas otras necesidades.
Primero que quienes reciben la información
actúen en consecuencia. Luego, que los emisores de esta “bajada de
información” se hagan dueños del mensaje del que son portadores. Tercero, que el mensaje contenga no
sólo la información que debe seguir bajando en cascada, sino también la manera
cómo debe replicarse, atendiendo las particularidades de cada emisor
y de los receptores. Y cuarto,
y último, que la retroalimentación que reciben los emisores al bajar la
información se recoja y se vincule a los interlocutores pertinentes.
Cascadear es una acción comunicacional cuya
responsabilidad se diluye en el colectivo y, precisamente por esto, demanda
preparación y reflexión. Un error en este proceso conlleva a perder lo más
valioso de las relaciones: la confianza.
La mejor manera de transmitir
esta información es de manera presencial, dado que
es aquí donde se pueden comprender aspectos esenciales de
la comunicación. No obstante siempre será recomendable reforzar
la información de distintas maneras, como correos electrónicos,
entrevistas personales y paneles de información.
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