Desde
que somos pequeños, a diario se van presentando situaciones en las cuales se
denota en las interacciones sociales, un elemento que sobresale del resto de
los participantes, es aquel que sin saberlo controla o maneja los juegos. Es
quien arma el equipo de fútbol, de tal manera que ambos equipos queden parejos
en condiciones técnicas y numéricas y exista en buen chileno “coyera” entre los
contrincantes, es a la vez a quien siguen tocando el timbre en alguna casa para
luego salir corriendo, ya en el colegio lidera los grupos académicos y
extracurriculares, ese pequeño sin saberlo está convirtiendo, lo que en la
escuela moderna de administrador llamaríamos un gestor, o quien direcciona los
elementos de su organización próxima al cumplimiento de objetivos.
Por consiguiente, a continuación se expondrá
sobre los factores más significativos de lo que definiremos como “el decálogo
del buen gestor”, lo cual estará sustentado en mi experiencia propia como líder
de comunidad juvenil en las denominadas colonias urbanas, grupos de acción
social destinados a darles a niños en situación de riesgo un pasar mas
agradable y extraerlos de su realidad por unos momentos mediante dinámicas
recreativas de grupo.
Objetivos Claros y fijación de metas: son las
dos primeras claves de nuestro decálogo, los objetivos para nosotros eran concretos,
los cuales se medían a través de metas, en primera instancia sabíamos que
siendo un grupo reducido de participantes, teníamos que aumentar nuestra
planilla, lo cual se hacia convocando a participantes de otros movimientos
sociales de la comuna, tanto de participantes de la Iglesia Católica, clubes de
fútbol, centros de Madres, hasta los bomberos, sabíamos que todos los elementos
podían aportar con sus experiencias propias, tanto reflexivas, deportivas, en
la cocina y de cuidado personal y primeros auxilios respectivamente, teníamos
que tener el mejor equipo sabiendo que nuestra misión era darles aunque sea por
una semana, lo mejor de sí a esos niños tanto a nivel reflexivo, recreativo y
alimenticio. Ya con esto, nuestra segunda meta era facilitar todo lo necesario,
materiales didácticos, alimenticios y artículos de aseo y cuidado personal.
Pensar en el futuro: meses antes de nuestra
actividad nos reuníamos planificar toda la semana de actividad, como líder me
correspondía conocer uno a uno a mis tíos de grupo, sabiendo sus competencias,
habilidades y experiencias previas, se armaban los grupos de trabajo los cuales estarían a cargo de niños
y niñas divididos de manera mixta por rangos etarios, estos grupos de tíos
vistos como sub sistemas de la organización en general, me entregaban todo su
plan de trabajo, incluidos los materiales que necesitaban. Por su parte las
tías de la cocina, en ocasiones algunas madres de los propios tíos, hacia su
parte con el menú y con lo que necesitaban para cocinarlo. Por último pero sin
ser menos importantes algún tío del cuerpo de bomberos me indicaba lo básico
para el botiquín de primeros auxilios. En un pensamiento de un sueño Idílico,
todos sabíamos que nuestro objetivo era enriquecer el futuro de esos niños, ser
unos modelos a seguir y sacarlos de la idea que ser pobres era sinónimo de
ignorancia y delincuencia, creíamos en la resiliencia.
Ser, saber, saber hacer: El trabajo previo
era fuerte, miembros del mismo grupo confeccionaban talleres teníamos plena
confianza en lo que sabían, muchos de ellos ya tenían experiencia, en el ámbito
de salud, una compañera bombera y estudiante de enfermería, nos inducia en las
técnicas de primeros auxilios, del deportivo, un estudiante de educación física
se encargaba de enseñarnos nuevas dinámicas de grupo, acorde a las edades, el
mismo juego no sería apropiado para un niño de 4 años y otro de 13. Así cada
tío aportaba con lo que sabía, éramos personas personales, por mi parte como
Psicopedagogo, me encargaba de dar algunos enfoques de aproximación a los
niños, de cómo hablarles y ser asertivos en nuestro actuar.
Ser asertivos: en el tiempo previo a la
actividad nos cuidábamos de nuestras acciones, la proximidad geográfica no era
tan demarcada, éramos en ocasiones vecinos, por lo cual nuestro actuar tenía
que ir acorde a lo que más adelante expondríamos, no se podía ver a un tío, en
alguna actitud comprometedora, como por ejemplo en un pleito deportivo, como
líder de grupo mi asertividad debía ser más aun consecuente con mi discurso,
como joven muchas veces era lo que más costaba.
Causa y efecto: Este principio tanto para mí
como gestor del movimiento estaba claro, todo lo que pudiera hacer tanto positiva como
negativamente tendría una consecuencia, si cumplíamos un objetivo también,
muchas veces la frustración ante una negativa de donación de materiales nos
mermaba el ánimo, decaíamos pero era ahí que la motivación como movilizador de
cambio surgía, volvíamos a mirar nuestra misión y esto tenía un efecto
estimulante para todo el grupo.
Aprendizaje con el cuerpo: todo se aprendía
en pocos meses, pero sin lugar a duda
los aprendizajes más significativos eran los logrados a través del cuerpo,
tales como las dinámicas de ronda, y los primeros auxilios, todos debíamos
estar preparados ante una emergencia. Dentro de esta misma esfera corporal,
abogaba como monitor, al compromiso de todos, para mí era más importante un
colaborador, que tuviera una asistencia constante, que se comprometiera al 100%
con el grupo, que otro que no venía a las sesiones y solo aparecía semanas
antes a la actividad, el compromiso requería cuerpo.
Afecto y aprobación: el conocer a mis tíos
implicaba saber todo de ellos, estar preocupado de sus rendimientos académicos,
cumpleaños, relaciones amorosas etc., para mi eran mi equipo, una familia, por
lo cual dado el trabajo anual siempre nos preocupábamos de celebrar cada uno de
sus logros y acompañarlos cuando pasaran algún percance.
Decisiones: en esta esfera me correspondía
tomar decisiones las cuales debían ser tomadas en los momentos precisos,
oportunamente, ante una emergencia, la caída de un niño, tenía que tomar un
plan de acción, delegar funciones, uno debía ir avisar a sus padres, otro ver
la ficha del niño, por último el especialista debía evaluar si era algo menor o
requería una derivación a un centro de asistencia, los cuales estaban ya
avisados de nuestra actividad, todo en el
instante y momento preciso.
Todo lo que podemos definir es lo que
sabemos: En los talleres nos preparábamos para las eventuales preguntas de los
niños, ya con 13 años algunos incursionando en las relaciones afectivas era un
hecho las preguntas, se preguntó ¿Qué es la sexualidad? Muchos ya adultos y
creyendo saber, no tuvieron una respuesta concreta, es ahí que se hace
necesario la construcción de significado a las cosas.
Liderazgo: ser líder no solo es algo de
titulo, es algo que se gana, el estar empoderado de un tema te hace sobresalir
sobre los demás, y la capacidad de influir en las acciones de los demás, es
algo que no se puede medir en un test formal, será algo situacional, en el
momento se verá la capacidad que tienes, de cumplir cada una de las etapas del
proceso, planificar, organizar, dirigir y gestionar en la mayoría de las veces
será situacional.
Este fue un largo proceso, el cual viví por
más de 10 años, con satisfacción ves que hoy esos niños que pasaron por tu
grupo son hombres y mujeres formadas y con gusto les respondes un saludo cuando
te encuentras con ellos y ya adultos te saludan con un hola tío, en ellos ves
que un sueño se puede concretar con una adecuada Gestión.